La manzana de Rilke


















Redonda manzana, pera y banana,
grosella… Todas  estas cosas  hablan
muerte y vida a la boca… Yo presiento…
Leedlo en el rostro de los niños
cuando las saborean. Esto viene de lejos.
¿No se os hace poco a poco inefable en vuestra boca?
Donde no eran sino palabras, fluyen hallazgos,
liberados de improviso de la frutal carne.
Osad decir lo que llamáis manzana.
Ese dulzor, que al pronto se condensa
para, en el sabor silenciosamente erigido,
hacerse claro, vivo y transparente,
ambiguo de sol y tierra, una cosa en el aquende:
Vivencia, sensación, alegría, ¡gigantesca!
                                                               R.M. Rilke

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